Cuando se habló en clase sobre la escuela gallega de O'Pelouro no pude evitar acordarme del libro "Carta a una maestra". Este libro fue escrito por ocho alumnos de la escuela de Barbiana, de la cual era director Lorenzo Milani. Al igual que el O'Pelouro, Barbiana se situaba en un pequeño pueblo, rodeada de naturaleza; en este caso, no se trataba de Caldelas de Tuy sino de Vicchio.
A pesar de la diferencia temporal (Barbiana se fundó alrededor de 1950) y la diferencia espacial (Vicchio pertenece a la provincia italiana de La Toscana), son muchas las ideas que coinciden en estas dos escuelas.
Primero, las dos escuelas surgen por el gran esfuerzo de los profesores, aquí con Teresa Ubeira y Juan Rodriguez y allí con Lorenzo Milani, quien dedicó su vida a la enseñanza hasta su muerte en 1969. En ninguna de estas dos escuelas existe un horario establecido rígido para las clases; en Barbiana se estudia también por las tardes y los domingos para igualar la educación de los niños pobres que allí acudían, con la de los ricos que no necesitaban más que un par de horas de escuela, ya que toda la cultura que necesitaban la podían encontrar en su hogar.
Son las personas con más dificultades, las más "marginadas" social y culturalmente las que más cabida tienen en estas escuelas; en Barbiana son los niños pobres, los hijos de los campesinos y en O'Pelouro son los niños autistas o con Sd de Down... En "Carta a una maestra" la historia de uno de estos niños (Gianni) es la que sirve como hilo conductor de las protestas que hacen al sistema educativo de su época. También habría que destacar el papel activo que realizan los alumnos en su proceso de aprendizaje. En el video del O'Pelouro se ve, por ejemplo, como un niño explica a sus compañeros un mapa; en Barbiana son los niños que ya saben leer y escribir los que se ocupan, junto a Milani, de enseñar a los más pequeños.
Por último sólo citar un pequeño párrafo del libro que me gustó especialmente:
"Pero ustedes son unos miserables educadores, pues ofrecen 185 días de vacaciones contra 180 de clases. Cuatro horas de enseñanza contra doce sin enseñanza. El estúpido del director que entra en el aula y dice: ‘El superintendente decretó vacaciones también el 3 de noviembre’, es acogido con gritos de alegría y se sonríe muy complacido. Si ustedes presentan el estudio como un mal, ¿cómo podrían quererlo los muchachos?"
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