Tenía la sensación de que el curso acabó hace tiempo; si ya asistimos a las sesiones, si ya elaboramos un trabajo final, si ya “sufrimos” en nuestras carnes el aprendizaje colaborativo… ¿qué más podía haber? Habíamos trabajado juntas y aunque, por supuesto, siempre hay cosas mejorables, tanto el producto como el proceso me habían gustado, me habían hecho reflexionar, abrirme a otros puntos de vista… Todo era felicidad y satisfacción por lo que me parecía un trabajo bien hecho o al menos hecho con mucho esfuerzo, un final prácticamente feliz pese a los continuos momentos de crisis y reflexión que me suponían las clases.
Ahora me he dado cuenta que no… ¡me he dado cuenta de que vivía feliz pero engañada! Hoy, por fin, han terminado las tres sesiones que daba otra profesora. Hemos estado hablando sobre la autoestima en un plano más bien teórico. En estas sesiones se acabó el pensar, el reflexionar, el dar mil vueltas a las cosas, el ir más allá, el buscar otras explicaciones, relaciones más complicadas… ¿Cómo puedo echar de menos lo que, al principio, solo me parecía un quebradero de cabeza?
A lo mejor lo que voy a decir no es políticamente correcto, o ni siquiera correcto pero ¡qué decepción de clases! Ya no me gusta que me suelten un rollo sobre la autoestima porque todo lo que se ha dicho en clase lo podría haber buscado yo en un librito de autoayuda si hubiese querido, ya no me gusta que me den un test sobre autoestima que parece sacado de la super pop como si eso fuera una fórmula mágica. Estoy decepcionada, enfadada y digo todo esto porque necesito expresarlo aunque con ello parezca demasiado dura, demasiado borde, demasiado desconsiderada con la profe… aunque tenga consecuencias negativas, necesito decirlo. Es de esas ocasiones en las que piensas “si no lo digo reviento”.
Esta segunda parte de la asignatura no ha tenido ninguna conexión con la primera parte del curso o al menos a día de hoy no me lo parece… el temario ha sido distinto, la forma de abordarlo también así que el tema de la evaluación, evidentemente también lo va a ser. Hoy nos hemos enterado de cuál va a ser nuestro nuevo trabajo final; se nos ha propuesto realizar una intervención con niños que tengan una baja autoestima. Así dicho, puede parecer sencillo… pero yo me pregunto ¿ha tenido la profesora en cuenta que la mayoría de nosotras no tratamos para nada con niños? ¿Qué muchas no tenemos ningún tipo de facilidad para entrar en un aula a observar y mucho menos, para intervenir? En mi caso, por ejemplo, el único colectivo con el que “trabajo” son hombres internos, con reclusos y aunque trabajar con ellos la autoestima sería enormemente interesante no sé si va a ser posible por multitud de factores así que haré lo que pueda, si puedo intervenir lo haré y si sólo puedo diseñar una intervención, me tendré que conformar con eso…
Siempre nos han dicho que cuando seamos profesores deberemos adaptarnos a las condiciones de sus alumnos, a sus posibilidades, a sus características… ¿por qué ahora entonces, no se nos ha tenido en cuenta para nada? ¿Por qué nos han explicado el temario como si fuéramos alumnos recién llegados a la universidad que nunca hubiéramos oído hablar de autoestima y en cambio a la hora de evaluarnos se nos exige algo que, en la mayoría de los casos, está fuera de nuestras posibilidades?