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EN MI NEBULOSA (Reflexiones desde mi lógica difusa)

Historias de la cárcel...

La vida en la cárcel

Ya han pasado un par de años desde que empecé a colaborar como voluntaria en la cárcel y aún asi, cada día que tenemos taller descubro algo nuevo de la vida en prisión..La vida cotidiana en prisión es casi un misterio para los que nunca han estado un recinto penitenciario y como ya he dicho, a los que vamos semanalmente nos sigue sorprendiendo.

Esta tarde, navegando en internet, he encontrado un artículo interesante sobre una iniciativa que un expresidiario puso en marcha hace un tiempo; un blog con información sobre los aspectos que rodean el día a día en prisión; la droga, los teléfonos, el peculio, los vises...

Aquí dejo el enlace del artículo del Ciberpais por si a alguien le interesa:
http://www.elpais.com/articulo/portada/blog/carcel/elpepisupcib/20080925elpcibpor_2/Tes

Una noticia curiosa...

Ya dije en la primera bitácora sobre prisiones que en la cárcel se puede ver casi todo...después del polémico streptease en la cárcel de Picassent y una multitudinaria pelea en la misma prisión sólo unos días después decidí buscar en internet qué noticias se públican en los periódicos sobre las cárceles y me encuentro una bastante "curiosa" por definirla de alguna manera... tras leerla y releerla varias veces, a día de hoy sigo sin saber qué pensar...¿qué hace que sucedan este tipo de cosas? ¿son hechos relativamente frecuentess? ¿quién abusa de quien? ¿puede que no haya abuso sino un mutuo acuerdo? ¿es el hacinamiento y la superpoblación en las cárceles españolas el motivo principal de este tipo de sucesos?¿qué haría si un día me encontrara con una situación parecida?Realmente, no encuentro respuestas..Esto es lo que se decía en la edición digital del periódico 20 MINUTOS hace ahora algo más de un año; el 21 de enero de 2008.

"El pasado viernes, según una información que publica hoy el Diario El Mundo, una funcionaria de la prisión de Palma de Mallorca se topó con un recluso que salía del aseo de mujeres mientras se abrochaba la cremallera del pantalón. La empleada sospechó y cuando entró al lavabo, comprobó que en el interior había otro funcionario.  Tras interrogar al interno, el recluso confesó. El funcionario le acababa de practicar una felación.  El suceso tuvo lugar en el módulo de comunicaciones del recinto penitenciario, conocido habitualmente por el 'donut'.  El funcionario M.F.L., de 33 años, había convencido al recluso para que entrara con él en los aseos. Una vez allí, el empleado público consumó la felación. El interno J.L.S.E., de nacionalidad colombiana, cumple condena en el recinto de nueve años de prisión por tráfico de drogas, según asegura El Mundo. Tras recoger el testimonio del recluso, la funcionaria elaboró un informe para que quedara constancia de lo ocurrido. Dicha queja la remitió a la dirección del Centro Penitenciario de Palma para que adoptase las medidas oportunas. Instituciones Penitenciarias ya ha abierto una investigación para tratar de esclarecer lo sucedido en la prisión de Palma."

“En la cárcel no se viven 365 días al año, sino un día 365 veces”

“En la cárcel no se viven 365 días al año, sino un día 365 veces”

La primera vez que oí esa frase, en boca del propio Valverde,  pensé “ ¿de verdad es posible vivir exactamente lo mismo día tras día, por muy encerrado que uno esté?”. Tras casi un año de voluntaria  en prisiones, estoy segura de que en la cárcel todo es posible. Por eso trato que “mis presos” vivan, al igual que lo hago yo, un día distinto a la semana…

 

Todo el mundo me pregunta que porqué voy a dar un taller de ocio y tiempo libre a la cárcel y encima los sábados por la mañana ¡un día en el que no hay porqué madrugar! No sabría qué responder; solo sé que la cárcel “engancha”, que detrás de todo ese mundo anormalmente extraño hay una misteriosa razón que hace que, los sábados, no me importe levantarme pronto aún cuando odio madrugar. Puede ser que esa razón misteriosa sean los propios internos. Y es que dentro de la cárcel, como sucede en todos los sitios, hay gente “buena” y gente “mala”. Por suerte, yo sólo me he encontrado a los buenos.

 

En la cárcel  he encontrado al que trabaja sin cesar y cada semana lee un libro, al que me llama “señorita” y se sonroja cuando se le escapa un “mi amool”, al que baila claquet, al que siempre se fija en mis uñas pintadas de rosa, al que necesita borrarse un tatuaje antes de que lo vea su  madre, al que no cuenta porque está dentro por si nos asustamos, al que le dejan salir de su módulo sin necesidad de ir a buscarle, al que traduce lo que pone en mis camisetas y sudaderas, al que me siempre pregunta que tal aunque sólo me vio un rato, al que me dice que deje de fumar sin borrar la sonrisa de su boca, al que nos escribirá desde Barcelona y por supuesto, al que me invita siempre a café y encima me echa canela… He encontrado a muchos más y podía seguir escribiendo horas sobre ellos pero esta primera reflexión, que probablemente nunca leerán, es solo para darles las gracias. Sin ellos todo hubiera sido más difícil y desde luego, mucho menos humano.