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EN MI NEBULOSA (Reflexiones desde mi lógica difusa)

Orientaciones conceptuales sobre la formación docente.

 

Como ya comentamos en clase tras la lectura del texto de Imbernon existen tres tipos de paradigmas u orientaciones conceptuales.


Vimos como la perspectiva académica resalta el hecho de que la enseñanza es un proceso de transmisión de conocimientoy de adquisición de la cultura que ha acumulado la humanidad durante siglo. En este caso la formación del docente consistiría en dominar la disciplina que va a impartir, no le hace falta nada más.


Por otro lado existe una perspectiva técnica que considera la educación unha ciencia aplicada, se busca la calidad de los productos y la eficacia. En este caso el educador es un técnico que debe aprender conocimientos pero también desarrollar competencias, estrategias para dominar su campo.


Por último se nos presenta un paradigma crítico, también llamado sociocrítico o emancipador. Se deben formar docentes capaces de reflexionar críticamente, busca la emancipación de las personas a través de la crítica. Como ya señaló Freire la fundamentación teórica y práctica lejos de ser instrumento de una educación bancaria se deben convertir en mediación para una educación liberadora.


Cuando iba al cole “padecí” de una educación academicista en la que lo único que importaban eran los contenidos que debías aprender, no importaba el proceso que seguías ni tu punto de partida. Cuando llegué al instituto seguí con aquella educación academicista pero ya había gente que optaba por una formación más práctica y cuando llegué a la facultad descubrí, por fin, la teoría crítica y sus aportaciones en la educación. Yo soy educadora social y este paradigma es el predominante en la educación no formal, parece que los otros dos no tienen cabida porque no conciben el aprendizaje ni el conocimiento como algo social. Ahora en psicopedagogía, inmersa de lleno, en la educación formal me alegra ver que los profesores también optan por este enfoque.


Hay que preguntarse al igual que lo hace Habermas si nuestras instituciones nos permiten desplegar todos nuestros potenciales. Mi respuesta, sin dudarlo, es que no y esto me lleva a más preguntas; ¿Por qué no se innova en la escuela?¿ Por qué seguimos utilizando la escuela del siglo XIX si estamos en el siglo XIX? ¿Qué es lo que nos impide caminar hacia la emancipación? Se que los docentes están mal preparados, que a los sistemas de poder no les interesa que seamos críticos, que parece imposible llevar a la práctica algo así porque “del dicho al hecho va mucho trecho” pero creo que va llegando la hora de una revolución en las aulas que permita sumergirnos de pleno en este paradigma. Aunque sea dificil al principio, estoy segura que a la larga será mucho más gratificante tanto para los educadores como para los educandos.

1 comentario

Cecilia -

Hola Val, creo que sin darte cuenta has casi utilizado una frase que frecuentemente la dice Imbernon: Tenemos alunos del siglo XXI, con docentes del siglo XX y escuelas del siglo IXX. Esta frase me gusta porque grafica muy bien la realidad de la educación actual y con tus reflexiones has llegado a ella, interesante!
Estoy de acuerdo contigo que es hora de cambiar y que todos somos responsables de ello, como educadores asumimos el papel de promotores del cambio y de sujetos de cambio a la vez. Para que esta certeza no pierda fuerza y más bien se fortalezca es necesario que nos situemos en un marco más amplio y nos demos cuenta que las "revoluciones" no se hacen en dias, meses o años, se hacen en décadas. Cada día de nuestro trabajo es parte de este cambio por esto es necesario mirar el presente para transformarlo en mejores opciones de vida (reflexión en la práctica profesional y de vida) sin dejar de mirar el futuro que es hacia donde nos dirigimos, a veces sin ser muy concientes de ello.
Cecilia